A sus 44 años, Salvador Cabañas Rompe su silencio dejando al mundo CONMOCIONADO.

En un giro inesperado, Salvador Cabañas, el icónico delantero paraguayo, ha roto su silencio tras años de sufrimiento. Su historia, marcada por un brutal ataque en 2010, ha dejado a muchos con el corazón en un puño.
El 25 de enero de 2010, la vida de Cabañas cambió drásticamente. Un disparo en la cabeza en un bar de Ciudad de México casi le cuesta la vida. Desde entonces, su camino ha sido una lucha constante por la recuperación física y emocional.
En una emotiva entrevista, Cabañas reveló detalles impactantes sobre su experiencia cercana a la muerte. Describió una visión divina donde se encontró con Dios, quien le dio una segunda oportunidad. “Lo importante es que estoy vivo”, afirmó con firmeza.

Sin embargo, su historia no solo está marcada por la tragedia. La traición de su exesposa, María Lorgia Alonso, ha añadido una capa de dolor a su vida. Según informes, ella lo traicionó con su abogado mientras él luchaba por sobrevivir. “No tengo problema con eso”, dijo Cabañas, mostrando una sorprendente indiferencia.
A pesar de las adversidades, Cabañas ha encontrado la fuerza para seguir adelante. Después de su recuperación, se dedicó a ayudar a los necesitados, fundando escuelas de fútbol y apoyando a comunidades desfavorecidas. “No se trata de dinero, se trata de estar presente”, enfatizó.

El exfutbolista también ha enfrentado batallas financieras tras su divorcio, donde perdió una fortuna estimada en 20 millones de dólares. Sin embargo, se muestra optimista: “Estoy recuperando todo poco a poco”, aseguró.
En un viaje reciente a México, Cabañas fue recibido con los brazos abiertos por el Club América, donde dejó una huella imborrable. “Es un placer estar aquí”, exclamó, visiblemente emocionado al reencontrarse con sus antiguos compañeros.
A sus 44 años, Salvador Cabañas es un símbolo de resiliencia. Su historia sigue inspirando a muchos, recordando que incluso después de las caídas más duras, siempre hay un camino hacia la recuperación. “Estoy aquí, presente, y eso es lo que importa”, concluyó con una sonrisa.