Se arma el lío: una frase de El Alfa sobre carros y Rochy RD divide opiniones… ver más

Thumbnail

Una nueva rivalidad trasciende los escenarios y se instala en el asfalto. Los garajes de dos de los mayores exponentes de la música urbana dominicana, El Alfa El Jefe y Rochy RD, se han convertido en el campo de batalla donde exhiben su poderío económico y su colección de automóviles de lujo, en una comparación que ha capturado la atención masiva en redes sociales. La discusión, iniciada por los propios artistas, ha escalado rápidamente, con El Alfa haciendo una declaración contundente: afirma que con un solo vehículo de su flota puede comprar todo el garaje de su colega.

El encuentro virtual entre ambos titanes del dembow ha dejado al descubierto un nivel de opulencia que refleja el éxito monumental de este género a nivel global. Lo que comenzó como una muestra de admiración mutua por sus adquisiciones derivó en una comparación directa, donde cada uno desplegó fotografías y videos de sus respectivas propiedades automotrices. Esta exhibición, lejos de ser un gesto privado, fue compartida con millones de seguidores, avivando el debate público sobre quién posee la colección más impresionante y valiosa.

Por un lado, Rochy RD presenta una flota sólida y variada, dominada por la potencia y el lujo alemán. Su garaje alberga al menos tres imponentes Mercedes G Wagon AMG, vehículos que se han convertido en un símbolo de estatus dentro de la cultura urbana. A estos se suman una Maserati, varios modelos Mercedes-Benz de alta gama y una colección de camionetas Toyota Tajo, estas últimas representando un clásico del gusto automotriz dominicano. Su colección denota un gusto por los SUV robustos y los sedanes de performance.

Sin embargo, la réplica de El Alfa El Jefe ha sido demoledora. El artista conocido por romper récords ha trasladado esa misma ambición a su pasión por los superdeportivos. En suelo dominicano, su garaje exhibe un Lamborghini Huracán, una Mercedes-AMG Brabus valorada en más de cien mil dólares, un Rolls-Royce y su adquisición más reciente: un llamativo Ferrari, probablemente un SUV Purosangue, al que se refiere coloquialmente como una “yipeta”. Esta selección, según sus propias palabras, es solo una parte de su patrimonio automotriz.

La afirmación más explosiva vino luego, cuando El Alfa insinuó que el valor de uno solo de sus automóviles, posiblemente el Bugatti o el Pagani Huayra que menciona tener fuera del país, podría equivaler o superar el valor total de la colección de Rochy RD. Esta declaración ha añadido una capa de tensión competitiva a la exhibición, transformándola de un simple despliegue de riqueza en un desafío directo. La implicación es clara: existe una jerarquía incluso dentro del lujo extremo que ambos representan.

Este fenómeno no es aislado; refleja una tendencia donde los artistas urbanos utilizan sus bienes materiales como una extensión de su marca y un testimonio de su éxito. El automóvil, en particular, funciona como un símbolo de movilidad social, un trofeo tangible del ascenso desde la humildad hasta la cima de las listas de reproducción y la riqueza. La comparación pública de estos garajes es, en esencia, una batalla por la legitimidad y la posición suprema dentro de un género hipercompetitivo.

Las reacciones entre los fanáticos no se han hecho esperar, dividiendo las aguas en las plataformas digitales. Mientras algunos alaban la colección “más terrenal” y variada de Rochy RD, otros se inclinan por el enfoque de superdeportivos exóticos y de precio astronómico de El Alfa. Analistas de la industria cultural señalan que esta exhibición, más allá del espectáculo, es una poderosa herramienta de marketing que mantiene a ambos artistas en el centro de la conversación, generando engagement y reforzando su imagen de triunfadores.

Expertos en automóviles de lujo consultados de manera extraoficial indican que, si bien ambas colecciones son extraordinarias para el contexto local, los modelos mencionados por El Alfa, especialmente marcas como Bugatti y Pagani, operan en una liga de valor muy distinta. Estos vehículos, a menudo producidos en series extremadamente limitadas, tienen valores que pueden superar individualmente los tres millones de dólares, lo que en teoría podría respaldar la polémica afirmación del artista.

La rivalidad amistosa, pero intensamente competitiva, entre El Alfa y Rochy RD ha encontrado así un nuevo frente. Lo que sigue es incierto: si Rochy RD responderá con una nueva adquisición estratosférica o si la competencia se trasladará a otra esfera. Lo que queda claro es que la cultura del dembow no solo se escucha; también se exhibe en metálico, cuero y fibra de carbono, y sus principales estrellas están dispuestas a demostrar, kilómetro a kilómetro, quién conduce a la cabeza.