Antes de su muerte, la leyenda de la música José Alfredo Jiménez desató una tormenta emocional al revelar los seis cantantes que más odiaba, exponiendo las contradicciones subyacentes y el profundo dolor que dieron forma a su música.

Décadas después de su muerte, José Alfredo Jiménez vuelve a estremecer a México desde la tumba. Grabaciones olvidadas, cartas nunca enviadas y testimonios rescatados del polvo revelan una verdad incómoda: el compositor más amado del país guardó un odio profundo hacia seis cantantes que marcaron su vida con desprecio, traición y heridas que jamás cerraron. Detrás de las rancheras que el pueblo canta entre lágrimas y tequila, existía un hombre roto, dolido y en guerra constante con quienes alguna vez llamaron “colegas”.

El nombre que más ardía en su memoria era Jorge Negrete. Según estas revelaciones, Jiménez nunca superó el día en que el ídolo lo humilló públicamente, llamándolo poco más que un borracho sin técnica. Ese desprecio lo persiguió hasta el final. “Se burló de mi voz, pero no pudo callar mis canciones”, habría escrito José Alfredo. Cada verso dolido nació como respuesta a ese ataque que lo marcó para siempre.

Before he died, José Alfredo Jiménez named the six singers he hated the  most, and it wasn't pretty. - YouTube

La traición continuó con Miguel Aceves Mejía, quien pasó de admirador a enemigo cuando comenzó a interpretar —y según Jiménez, apropiarse— de sus canciones sin el reconocimiento que merecía. Con Pedro Vargas, el golpe fue más silencioso pero igual de cruel: su rechazo a grabar sus temas por considerarlos “vulgares” fue interpretado como una sentencia social. “Me cerró la puerta en la cara cuando más necesitaba respeto”, dejó escrito.

La historia se vuelve aún más amarga con Flor Silvestre. Lo que empezó como admiración mutua terminó en un rechazo personal que José Alfredo nunca perdonó. El “no” de ella a una canción que él consideraba íntima fue, para él, un rechazo a su alma. Javier Solís, con su técnica perfecta, despertó inseguridades profundas; y Amalia Mendoza, la voz que parecía hecha para sus letras, se alejó sin explicación, dejando un vacío imposible de llenar.

Viaje al centro de la leyenda de José Alfredo Jiménez | EL PAÍS México

Estas confesiones dibujan a un José Alfredo distinto: no solo el genio popular, sino un hombre herido que convirtió el rencor, el alcohol y la soledad en himnos eternos. Su música no nació solo del amor y la cantina, sino también del desprecio, la envidia y las traiciones que lo rodearon. Hoy, su legado sigue vivo… pero ya no es inocente. Porque detrás de cada canción que México canta con el alma, había una herida que nunca dejó de sangrar.